En el episodio USS Callister de la temporada 4 de The Black Mirror se retrata con mucha precisión la verdadera esencia de un hombre sin inteligencia.
El personaje principal es un hombre muy hábil en temas tecnológicos, pero en el mundo real es un tipo que permite que todos le pasen por encima y no tiene el valor para hacerse respetar, permitiendo a los demás que lo invaliden a cada momento. O sea, es un idiota (además de psicópata).
Cada día, al llegar a su casa, en soledad, se conecta virtualmente a una realidad alternativa donde él es el jefe. Da órdenes e intimida a los mismos personajes que lo ignoran o irrespetan en la vida real. Es abusivo y mantiene a todos a sus pies en base al miedo.
Conocí un personaje así. En el mundo exterior, la mayoría pensaba que era “un pan de dios” porque siempre sonreía sin atreverse a dar su verdadera opinión, pero en la intimidad o ante personas con menos recursos económicos o menores que él, era un sátrapa. Yo consideraba que era “inteligente” porque sabía cosas que yo no, y mi cada vez más frágil autoestima me hacía pensar que sus “habilidades” lo hacían más “inteligente”.
Pero, definitivamente, una persona inteligente no es la que tiene el IQ más elevado o la más hábil.
Si dejara de lado por un momento las consideraciones emocionales, morales, filosóficas o éticas, y me ciñera estrictamente a los temas pragmáticos, se podría decir que para tener verdadero éxito en la vida una persona debe ser inteligente y esto implica:
- cultivar el espíritu tanto como la mente; leer, escuchar buena música, viajar, gustar del arte, educarse
- saber relacionarse con subalternos, pares y superiores de forma asertiva
- saber comunicarse
- reconocer y aprender de los errores, y no tener ningún problema en pedir perdón
- no recurrir a la violencia física ni emocional
- no involucrarse con personas de dudosa reputación
- no mentir porque “puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo”
- jamás cometer delitos (¡mucho menos en el lugar donde trabajas!) porque las acciones tienen consecuencias y el peso de la ley, tarde o temprano, te alcanza
- no dar más valor al dinero que a los seres humanos
- no descuidar la salud física ni mental
En fin, un capítulo que va más allá de la ciencia ficción y que me ha recordado que la inteligencia es un ingrediente primordial en el desarrollo de una vida positiva y feliz.
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