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73. Caricatureando

Aquél que no entienda que las caricaturas no están hechas necesariamente para divertir, sino más bien para reflexionar, va muerto.

Y reflexiono hoy sobre este tema porque en mi país en estos días hay un revuelo porque la policía (honor y gloria!) ha decidido ofenderse porque un caricaturista ha puesto magistralmente en blanco y negro lo que todos sabemos: la institución está llena de malos elementos y esto no es algo de hoy (pueden leer la entrada #57 del 2022).

Y en lugar de hacer un mea culpa, los altos mandos se ofenden y amenazan. No aceptan lo que es de conocimiento público y notorio: hay policías (honor y gloria!) que asesinaron a ciudadanos desarmados que ejerciendo el legítimo derecho a protestar o sin siquiera haber participado en ninguna marcha fueron abaleados innecesariamente y por la espalda; hay policías coimeros (honor y gloria!) que te piden plata para no llevarte a la comisaría, muchas veces sin razón; hay policías (honor y gloria!) que no te aceptan la denuncia de violencia porque no tienes un ojo morado; hay gorilones uniformados (honor y gloria!) que violan mujeres; hay policías (honor y gloria!) que pertenecen a bandas criminales, etc., etc., etc.

Obviamente hay policías honorables y a ellos todo mi respeto. Pero la institución en sí está podrida. Tiene que haber una reforma drástica porque hoy en día no nos protegen; son una amenaza. Al menos para mí un policía es sinónimo de miedo y abuso. Y lamentablemente no creo ser la única que se siente así.

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Mafalda es un personaje entrañable que me acompaña desde niña. Mi papá me la presentó desde muy pequeña y desde entonces no he dejado de leerla y releerla. Su inteligencia, ironía y sagacidad son claves para entender una realidad que aunque distante en años y en geografía, parece prevalecer con mayor nitidez en el mundo actual.

Mafalda nació el 15 de marzo de 1962 a través de la extraordinaria mano de Quino, 7 años antes de que yo viniera a este planeta. Pero yo la conocí de 6 años, edad en la que siempre se mantuvo. Cuestionadora, ávida de saber, crítica, a través de sus ojos uno puede descubrir las enormes incongruencias del poder y del orden establecido.

Y así como Quino alzó su voz crítica a la Argentina y el mundo de los sesenta y setenta, hoy en mi país Carlín, Otra Vez Andrés y Heduardo, entre otros, nos abren los ojos a veces cerrados porque no queremos ver la absurda realidad que nos rodea, el mundo al revés que nos acosa…

La caricatura debe seguir viva y libre porque sólo vivos y libres podremos ser y no sólo existir!

Imagen: caricatura de Carlín (La República)

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