Sin categoría

75. Candy

En 2014 se hizo popular un tema de reggaetón titulado Candy en cuyas estrofas destacaba la frase “le gusta el sx en exceso”. A raíz de este tema, en mi país se comenzó a usar la palabra Candy para referirse a las chicas «fáciles» e incluso una operación policial para combatir la prostitución usó ese nombre y ocupó muchos titulares de la época.

Mis hijos se comenzaron entonces a burlar de un entrañable personaje en mi vida que hizo su aparición en Japón como manga en 1975 creado por las artistas Kyoko Mizuki y Yumiko Igarashi, y que se convirtió en un popular dibujo animado que llegó a mi pantalla en 1981.

La Candy que yo conocí a los 12 años no era ni fácil ni le gustaba el sx en exceso. Al menos de eso no se trataba la serie que yo veía, que era para niños. Y si imaginara que así fue Candy una vez que fue adulta, pues qué bueno! O sólo los hombres tienen permitido acostarse con quien quieran, cuando quieran y las veces que deseen sin ser mal vistos?

Sin embargo, a pesar de todas estas consideraciones, me rebelaba el hecho de que el nombre de ese personaje tan querido para mí y cuya traducción al castellano es Dulce, se utilizara como eufemismo de putx.

Lo más gracioso era que chibolos que nunca habían visto la serie (mis hijos por ejemplo) me insistieran en que Candy era una zorrx. La verdad no tenía muchos argumentos sólidos con los cuales rebatir la desinformación porque habían transcurrido más de 30 años desde la última vez que había visto los dibujos. Sin embargo, mis recuerdos de episodios sumamente inocentes me indicaban que no debía dar crédito a los infundios de la población reggaetonera del 2014.

Muchos años después, de marzo a julio del 2022, me dediqué con mucho entusiasmo a revivir los 115 capítulos de la vida de Candy White Ardley, nacida el 7 de mayo de 1898 y abandonada en las puertas del Hogar de Pony dirigido por dos bondadosas señoras: la señorita Pony, directora del hogar, y la hermana María.

Los capítulos atraviesan toda la infancia, adolescencia y primera juventud de Candy; sus aventuras y desventuras con múltiples personajes y por supuesto sus enamoramientos. Si alguien se ha enamorado una sola vez en la vida, pobre de él o ella. Candy felizmente es como la mayoría de seres humanos; se deslumbró varias veces por diferentes chicos y, obviamente, varios chicos se prendaron de ella. Y a los 12 años, ver enamoramientos tan intensos e inocentes al mismo tiempo era el inicio de la salida del cascarón…

Acá abro paréntesis para recordar a Clint, el mapache mascota de Candy, que estuvo junto a ella en cada etapa de su vida con sus ojos y sonidos maravillosamente tiernos, en los que veo y escucho a cada una de las mascotas que he tenido a lo largo de mi ya no tan corta vida.

Así pues, luego de volver a ver Candy pude reafirmar que mis recuerdos reflejaban la realidad: el personaje principal era dulce sin el menor rasgo de promiscuidad para tranquilidad de los santurrones y para satisfacción mía pues volver a verla y escuchar las pegajosas melodías me devolvió a un mundo de ensueño, inocencia, niñez y paz, terapia muy necesaria para escapar un momento de la realidad que nos estalla en la cara en cada estrofa de las contagiosas canciones del reggaetón, que no hacen más que revelar la involución de gran parte de los habitantes de nuestro planeta a quienes un poco de candy no les vendría nada mal para azucarar el camino….

Imagen tomada de Google

Deja un comentario