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77. Del odio al desprecio hay un solo paso

Seguramente muchos de ustedes han leído, visto o escuchado las terribles historias de las personas amputadas quienes refieren sentir dolor en un miembro que ya no existe en su cuerpo.

A este dolor imaginario se le llama dolor fantasma y se cree que tiene su origen en la lesión de los nervios de la parte amputada.

De manera similar, y con las distancias del caso, después del paso del huaico, y durante mucho tiempo, yo creía seguir sintiendo en mi mano el calor de su mano, su voz ronca diciéndome palabras dulces, el sonido de la llave a la hora que solía llegar a la casa, y la angustia, la maldita angustia de quien sabe que esa parte de uno ya no volverá nunca más.

Creo firmemente que nunca y siempre son palabras demasiado amplias y que no deben ser utilizadas a la ligera. Pero, como todo en la vida, hay excepciones. Para mí el huaico con toda su mugre llegó con la certeza de que mi matrimonio se había extinguido para siempre y que nunca más habría una relación con el difunto.

Sin embargo, las cicatrices permanecen y las heridas siguen ahí sin doler. Si fuera actriz y tuviera que escenificar una historia de llanto y dolor, me bastaría volver a esos momentos de desolación y sentir exactamente en el triangulito de la clavícula, el agujero negro engulléndome entera, la angustia apretando mi garganta, la oscuridad nublando mi mirada, el desamparo invadiendo mi alma, el huaico arrastrándome de los pelos, y entonces las lágrimas fluirían sin mayor esfuerzo.

Felizmente no soy actriz y aunque sé que esas cicatrices existen, ya no me hacen daño. Sólo dan fe de mi historia y de mi recuperación.

El odio visceral que durante muchos años sentí, ahora se ha convertido en profundos desprecio y lástima por ese ser que alguna vez fue humano y que decidió ingresar al lado oscuro como Anakin Skywalker y echar todo por la borda: su paternidad, su familia, su honestidad, su responsabilidad, su decencia, su dignidad, su carrera profesional, sus amistades…

Qué momentos de remordimiento le esperan! (O quizás ya llegaron…) La historia paterna repitiéndose en él. Tal vez si hubiera hecho terapia, y resuelto sus demonios internos, la historia hubiera sido diferente y yo no estaría escribiendo estas líneas…

Del odio al desprecio hay un solo paso, pero que encierra un gran abismo de jamases y nuncas que no deseo que ninguno de ustedes experimente nunca jamás!

Foto tomada del blog de WordPress Psicoanálisis de Monstruos y Superhéroes

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