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85. Un gran Quijote

En 2022, revisando Twitter, me encontré con este post:

«Un día como hoy hace 8 años tuve un accidente cardiovascular que me pudo costar la vida.

Aprendí que lo que no decimos se acumula en el cuerpo, se convierte en insomnio, en nudos en la garganta, en insatisfacción, en tristeza.

Aprendí que lo que no decimos no se muere: nos mata» (tweet de Nuria Esparch – ex ministra de defensa de mi país).

Y entonces recordé la razón por la que en el 2019 decidí inaugurar este espacio. Mi espacio. Mi historia. Desde mi más íntimo rincón.

Y es que si me hubiera guardado todo lo sucedido sólo para mí, hubiera terminado en UCI o quizás en el cementerio.

Puede sonar a exageración para algunos. Y puedo apostar que esos algunos (felizmente) no han vivido con un psicópata narcisista.

Sé que la palabra “psicópata” por lo general está asociada a la imagen de Jason de la película Viernes 13. Lamentablemente no es así de simple. No todos los psicópatas son asesinos en serie con un machete en la mano. Y entonces comprendo que es imposible para alguien que no ha pasado por esta horrible experiencia entender la magnitud del huaico.

Los psicópatas narcisistas más peligrosos son aquellos encubiertos que te envuelven y te hacen creer que son buenas personas, y que luego de dañarte van por ahí haciéndose las eternas víctimas, listos para reescribir la historia a cualquiera que les preste atención.

Son aquellos que, en tu hogar o en tu círculo más íntimo y sin ningún testigo, te hacen pequeñas (o grandes) maldades, te envenenan el alma, te dañan no sólo a ti, sino a quienes tú más quieres en la vida…

Son obsesivos, crueles, mentirosos, estafadores, abusadores, soeces; no tienen remordimientos, pero sí una máscara de dulzura ante la sociedad, aparentemente “incapaces de matar a una mosca” o, como alguna vez se refirieron al difunto, “un pan de dios”…

Hasta el día de hoy hay personas que creen que lo que me pasó fue un simple divorcio por infidelidad, un tema de pareja, pero la realidad es mucho más grave, perversa y dolorosa, y ya se las he venido narrando a lo largo de los años.

En verdad, la parte de la recurrente infidelidad con prostitutas fue lo de menos (porque felizmente no tengo ninguna enfermedad que lamentar como consecuencia de ello). Lo peor fue descubrir la corrupción de la que fue capaz. Y lo más hiriente fue atestiguar su incapacidad de amar a sus hijos y tratar, hasta el día de hoy, de dañarlos con mensajes crueles.

Y digo tratar porque luego de 8 años estamos curados de espanto. No nos sorprende. No esperamos otra cosa del difunto. Lo raro sería que tuviera actitudes decentes. Que fuera el hombre bueno que alguna vez aparentó ser. En verdad a estas alturas lo único que me da es lástima porque cree que seguimos en guerra y que sus hijos son los adolescentes que dejó; que no crecieron, ni maduraron, ni sanaron, ni formaron su propia opinión de lo sucedido.

Este blog nació para evitar un viaje a emergencias y para ayudar a otras personas a ver más allá de las apariencias.

Obviamente los psicópatas narcisistas no son sólo hombres. También hay mujeres y madres.

Sin embargo, ad-portas del día de la mujer, apelo a la sororidad de mis congéneres para acoger con amor y valentía a aquellas que acudan en busca de un refugio de amor cuando se topan con estos seres oscuros. No las juzguen. Abracen y contengan. No sólo en el momento de la más profunda oscuridad, sino, y sobre todo, después que todo haya pasado porque es muy probable que esas mujeres no sean nunca más como antes de su huaico. Habrá cosas positivas y otras negativas. Cosas que apruebes y te gusten; otras que no. Pero ellas han recorrido un camino desconocido para ti y sólo te toca acompañarlas y amarlas más que nunca.

No quiero terminar esta entrada sin agradecer desde lo más profundo de mi corazón a C, que hasta el día de hoy combate con firmeza los molinos de viento porque, como me dijo, no es porque sea yo, sino porque la sororidad se defiende y no se debe permitir que los seres malignos vayan por ahí impunemente engañando a más gente!

C, eres un gran Quijote!

Foto propia

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