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92. Combinaciones incombinables

Hay combinaciones que, a mi gusto, son nefastas.

Se me ocurre en este momento por ejemplo chocolate con chifles, Vivaldi con Pintura Roja, frío con bikini o arroz chaufa con mermelada.

La misma repulsión y náuseas me produce la combinación dios, patria y familia pues es el lema de los más fascistas de mi país y del mundo actual: el mundo al revés.

Sin embargo, cuando me las sirven en platos individuales, las disfruto, defiendo y respeto.

  • No creo en ninguna iglesia, especialmente en la católica que me parece tenebrosa; pero tengo una profunda fe y siento la presencia de dios y su protección en cada paso que doy por esta vida. Las pocas veces que voy a misa, rezo todas las oraciones y comulgo porque siento la presencia divina y me provoca participar de manera plena en el único rito que conozco, el cual me fue inculcado a muy temprana edad. Pero no puedo estar de acuerdo con el oscurantismo y dogmatismo que inunda a la religión católica, llena de prohibiciones y telarañas que no hacen sino embrutecer y envilecer a muchos de sus fieles. Y cómo pasar por alto tantos casos de abusos en el nombre de dios. ¡Imperdonable!
  • Amo profundamente a mi patria aunque estoy perfectamente consciente de la terrible crisis sociopolítica y decadencia moral en la que se encuentra; considero que en este momento todas las instituciones gubernamentales de mi país están podridas; pero sé que la amo porque sufro con lo que está sucediendo y porque cuando viví lejos extrañé cada centímetro de su territorio, cada ingrediente de su maravillosa gastronomía y cada nota musical de sus hermosos valses y marineras. Aquí nacieron mis papás, nací yo y nacieron mis hijos; por donde voy tengo recuerdos entrañables, de manera que una sensación de profunda pertenencia me une eternamente a este terruño mío.
  • La idea de familia compuesta únicamente por papá, mamá e hijitos es incompleta, irreal y mezquina; tengo un profundo respeto por las familias homoparentales y monoparentales, por los tíos y abuelos que crían a sus sobrinos y nietos; la familia me parece lo más importante para cualquier ser humano. Amo a la mía con cada gota de mi sangre y por ella y para ella me levanté del fango a pesar de las derrotas, pero sostener que hay un único tipo de familia válido o que una niña debe ser madre y empezar una familia aunque sea violada ¡es deplorable!

Así, este trío de instituciones provoca en mí el más profundo de los respetos cuando van por cuerdas separadas. En contraposición a ello, cuando las combinan, esas palabras se vacían de importancia, profundidad y admiración para volverse un lema de la ultraderecha que me produce escalofríos porque representa conservadurismo, oscurantismo, represión, ignorancia, mezquindad, discriminación y atenta contra los derechos. Por eso ha sido y es utilizado por personajillos como mussolini, milei, meloni (la falta de mayúsculas es adrede), los almirantes de tina y otros uniformados, y un largo y penoso etcétera.

Hay combinaciones que, a mi gusto, son nefastas.

Se me ocurre en este momento por ejemplo que mil veces comería chocolate con chifles, escucharía a Vivaldi y a Pintura Roja en el mismo playlist, me pondría bikini en el frío y degustaría arroz chaufa con mermelada, antes que creer en un lema que envilece al dios en el que creo, mancilla la patria que me vio nacer y avergüenza a las familias que admiro.

Foto tomada de FREEP!K

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