Así decía ese cartel tan bonito que vi de casualidad en un poste. Le tomé foto y la guardé.
Y sí, la vida no siempre es bonita. Nos regala retos a cada rato poniendo a prueba la tan mentada resiliencia.
¿Qué hacer para inventarse un día bonito? Buena pregunta. Como para todo en la vida, depende de cada persona. Yo tengo algunas cosas que me funcionan y ahí les van:
1. Escuchar buena música. La música es terapéutica. Puedo bailar con las tonadas de moda y sentirme llena de energía. Podría bailar por horas. También me gusta escuchar música clásica barroca. Esta clase de música a mí no me funciona para manejar por ejemplo; me aburre. Pero sí me encanta para leer o para escribir estas líneas. Me transporta, me eleva, me hace erizar la piel. También me gusta escuchar canciones románticas; con esa música he hecho las paces pues hace un tiempo me hacían recordar momentos del pasado y lloraba demasiado. Pero ahora las disfruto cuando quiero conciliar el sueño. Para hacer ejercicio, me gustan mis himnos como llamo yo a esa música que está en un plano superior; música que atraviesa generaciones y que me hacen cantarlas con convicción.
2. Leer. Me encanta! Por supuesto literatura y libros de autoayuda; nada de temas filosóficos ni técnicos. La literatura también me transporta. Vivo las historias y llego a escuchar las voces de los personajes y a imaginarme sus rostros. Disfruto mucho de la cadencia de la narración, siento olores y veo los colores de los paisajes. Me meto de lleno en la trama. Adquiero vocabulario y viajo con los personajes. Es fantástico! También me gusta mucho leer mis semanales artículos de Somos, siempre aprendo algo nuevo y me reconstruyo.
3. Ver Netflix. ¡Cómo no! Me encantan las series, especialmente las de abogados, médicos y policías. En películas amo las románticas, las de acción y las dramáticas. Siempre me imagino en situaciones similares a las que estoy viendo y me enamoro de algún galán. Cada vez que termino una serie siento una suerte de pérdida, extraño a los personajes a quienes pareciera que conozco de verdad porque vivo una especie de duelo hasta que me engancho en el siguiente viaje.
4. Armar rompecabezas. Me fascina. Es un gran ejemplo de lo que significa hacer mindfulness pues me concentro tanto en la actividad que cualquier problema queda relegado hasta haber encontrado las piezas que necesito. Es un vicio!
5. Estar con amigos. Muy efectivo. No hay nada más bonito y refrescante que una buena conversación rociada con vino. La risa y la complicidad de esos momentos son full gasolina para seguir el rumbo con felicidad.
Hasta para divertirse hay que tener fuerza de voluntad, así que “si hoy no es un buen día” porque recuerdo pasajes dolorosos de mi vida, porque tengo miedo de no guiar bien a mis hijos o porque no hay suficiente dinero para el mes, “me lo invento” transportándome en los vehículos que me elevan, me hacen feliz y me regalan optimismo para un aterrizaje amable…