La conocí en la tele como todo el mundo, pero no era su fan. Me gustaba por igual todo el elenco de la serie en la que ella trabajaba. Su papel era la representación de todo lo que no debe ser, pero que, lamentablemente, es, o por lo menos era a cabalidad allá por los 90.
Seguí mi vida y de cuando en cuando veía o leía noticias sobre ella.
Hasta que en el 2014 fui a ver Cuerda por primera vez y descubrí una sensibilidad que me tocó profundamente. Cuerda, por si no la han visto, es un monólogo donde la protagonista hace un recorrido por su vida atada a una cuerda que representa las relaciones tóxicas, los trabajos abusivos, todo aquello que te impide avanzar.
En 2014, mucho antes del huaico, yo vivía en una relación tóxica, sólo que no sabía que lo era ni que así se llamaba. Minutos antes de entrar al teatro, hubo un episodio del cual escapé como solía hacerlo en esa época: dando un portazo, con ganas de llorar y frustrada por ese círculo vicioso que me consumía. Entré al teatro con mis dos hijos y vimos juntos la obra. Poco después de iniciado el espectáculo olvidé lo acontecido gracias a la calidad de ella y su magistral manera de envolverte con su arte.
Luego del espectáculo, me puse a averiguar más de ella. Una de las profesoras de inicial de mis hijos la conocía, me contó más de su trabajo y entonces llegué a Bola Roja.
Decidí entonces que, en el siguiente verano, mis hijos debían estar en los talleres que allí dictaban. A mi hija no tuve que insistirle porque, al igual que yo, la amó al verla en Cuerda. Mi hijo no quería y tuve que obligarlo. Por supuesto le encantó el taller. Tuvieron una clase con ella y es el que más sonriente sale en la foto de fin de curso.
La segunda vez que vi Cuerda fue con mi mami en el 2015 y aprecié muchos otros detalles que no había detectado en la primera entrega (¿o quizás yo empezaba a detectar mis propios detalles?). Nos reímos y lo disfrutamos mucho.
En el 2016 fui con mi hija a verla en La Revolución de la Nariz. Bola Roja cerraba y era un encuentro con ella, con su creadora. Escucharla hablar con ese amor a su trabajo de clown me resultó extremadamente inspirador.
La tercera vez que vi Cuerda, en el 2017, el huaico estaba pasando y arrasando con mi vida. Fui con una de mis amigas más queridas y fue como si la viera por primera vez. Mientras mi amiga se carcajeaba con las ocurrencias, yo tuve una epifanía. Me di cuenta de la cuerda gruesa y pesada a la que estaba amarrada y cuánto tiempo la había soportado.
Si volviera a ver Cuerda, hoy que mi mami ya no está, seguramente sería particularmente emocionante el momento que ella le dedica a su mamá, la música y los recuerdos atados a su recuerdo.
Cuerda ha sido para mí un recorrido por mi propia vida. El arte es liberador y yo lo puedo confirmar. Esa obra me ayudó a comprender, a aceptar y a tomar determinaciones, mientras reía y lloraba al ritmo de mi corazón… y del de ella.
También la he visto a ella en películas, obras teatrales, charlas, en sus lives de FB… He leído su libro, le escribo algunas veces y siempre me responde 😊 Inscribí a mis hijos en su taller Mondo, del cual salieron extasiados y yo misma he tomado dos cursos on line con ella. Y siempre, siempre, experimento la misma sensación de que me estuviera hablando a mí, como si me conociera.
Hoy escribo estas líneas luego de terminar el curso sobre miedos. Estoy segura de que no dejaré de experimentarlos, pero de ahora en adelante cada vez que sienta miedo pensaré en sus palabras, consejos y frases, y entonces:
- asustaré a mis miedos
- no los dejaré crecer
- no les daré de comer
- seré la heroína de mi historia
- tendré en cuenta que el ridículo sólo viene cuando no eres auténtic@
- recordaré que sólo puedo controlar lo que está en mí, no en los otros
- pensaré que siempre puedo volver a escribir mi historia
- tendré presente que normalmente los fracasos se convierten en éxitos
- seré una optimista precavida
- mi mantra será que yo soy suficiente
- no tendré miedo de soñar
- me pararé de la silla y seré
- y (de lejos mi favorita) fracasaré cada vez mejor!!!!
Gracias por existir Wendy Ramos, por ayudarme a ser mejor para mí misma, a encontrarme. Gracias por tu calidez y tus narices rojas, por tu sabio monólogo, por tus locuras, por tus frases sinceras que parecieran que me leen la mente, por ser tú…
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Las fotos y dibujos han sido tomados de las redes de @wendyramosrey