Amanecí aburrida, aturdida por la precisión de mis movimientos, por los giros de las manijas del reloj, por las interminables listas; nada fuera de control, ninguna sorpresa, ninguna noticia especial, todo quieto, con bruma, predecible y pacífico. Amanecí aburrida…
De pronto, el maldito oxímetro marcó una medición aterradora: 80%
!!!
¿Y ahora? ¿Qué hago? ¿A quién llamo? ¿Dónde consigo oxígeno? ¡¡No se puede morir de COVID, de eso no!! ¡¡Que alguien me socorra!! La tensión empezó a subir, sentía las mejillas ardiendo, el corazón desbocado, había olvidado las oraciones que podría haber elevado al cielo pidiendo ayuda divina, temblaba, no hilaba los pensamientos.
De pronto, el bendito oxímetro marcó una medición normal: 95%
!!!
¿Alguien está jugando con mis emociones? ¿Quieren matarme de un susto? Alivio, agradecimiento, llanto, dejo de dar vueltas en círculos, y la respiración empieza a normalizarse, las mejillas a palidecer, el cuerpo a volver a sus niveles mansos y agradables.
Gracias monotonía mía, aburrimiento saludable, tranquilidad y reposo. Este sacudón fue como una cachetada de la vida ¡Oye! ¿De qué te quejas? ¡¡No quieres sorpresas de este tipo!!
Hay que meditar bien lo que uno pide amigos.
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Les deseo un 2022 monótono y predecible, sin sobre saltos, con mucha salud y con interminables listas de obligaciones en las que ocupar su mente. Pero también les deseo sorpresas positivas y agradables. Momentos de unión y amor, amistad pura, risas de tonterías, que se salgan de vez en cuando de la dieta, que saboreen la vida y que puedan avizorar un futuro monótono pero feliz. Con optimismo y con ganas de hacer las cosas cada vez mejor. Nos vemos a la vuelta del calendario 😊
Pintura de Salvador Dalí – La Persistencia de la Memoria
Dueña De Mi Destino 